Este blog está dedicado al Mahabharata, y el Mahabharata es una historia arcana, que trata de una guerra, así que hablemos, pues, de enfrentamientos, y feminismo.
En esta entrada voy a hablar de un triángulo que se compone de Mahābhārata, el yo lector, y feminismo. Porque es un tema que aparece a menudo y que me parece actual, e importante. Y, además, este tema sirve para continuar con la línea que comenzó en la entrada anterior, que es la indagación en la esencia de la fe.
Empecemos por el feminismo. No me veo capacitado para dar una definición del feminismo porque sé que hay varias maneras posibles de hacerlo, pero puedo apoyarme en este pie del triángulo que acabo de mencionar en el párrafo anterior, que es el yo sujeto que opina y elige: Entiendo el feminismo en sus variadas expresiones como el pedido de un cambio en las relaciones personales, sociales, políticas y económicas; y un cambio en nuestra relación con el poder. Antes que definir a un feminismo en tanto a objeto, es suficiente tener en cuenta que hay una parte de la sociedad que no se siente cómoda con una manera nuestra de funcionar. Para mí esto, en sí, me basta para prestar atención al pedido, y por esto me sigue sorprendiendo la respuesta que ofrecen los también variados movimientos anti-feministas, que optan por descartar estos pedidos a priori, usando argumentos sofistas y tergiversaciones. Es una opción que no tiene sentido, porque cuando alguien está expresando malestar, incluso dolor, la única opción es escuchar sus necesidades e intentar ver qué se puede hacer al respecto. ¿Qué sentido tiene ignorar el sufrimiento de nadie? El desprecio no lo hará desaparecer.
Y volviendo al Mahābhārata, pero sin dejar de lado el tema del feminismo, quiero mencionar una historia que se recoge en un apéndice a la obra llamado Hari Vamsha, que recoge las historias de la infancia y juventud de Krishna, quien es un avatar divino, o un nacimiento humano de la divinidad en la dimensión terrenal. Porque Krishna creció escondido en un bosque, creció y reclamó su lugar como noble, y participó en la guerra total de la que habla el Mahābhārata, provocando la victoria de sus favoritos, pero también la destrucción de todos los guerreros de la tierra. Porque las acciones de Krishna fueron un misterio, enraizadas tanto en la luz como en la oscuridad, o más allá de ambas. ¿O acaso alguien cree que puede entender a la razón de ser de todas las cosas?
Krishna fue ambiguo en la guerra, incomprensible, en ocasiones; tanto como lo fue en sus juegos de juventud.
Cuando Krishna vivía en el bosque tocaba la flauta de noche y todas las campesinas abandonaban sus hogares para buscarlo en la oscuridad, hasta encontrar entre los árboles la fuente de aquel sonido hipnótico. Y entonces bailaban a su alrededor, y cada una se sentía que Krishna tocaba solo para ella, igual que todas sentimos una relación especial con la vida, y el mundo, y todo lo que hay.
De día, las campesinas se sentían enamoradas de Krishna, y compartían entre ellas su admiración. Así fue que, en una ocasión, cuando las jóvenes del poblado se estaban bañando juntas en el río, hablaban de cómo se iban a preparar para el encuentro nocturno con Krishna: una contaba sus métodos para producir maquillaje atractivo de los pigmentos naturales de su entorno, otra hablaba de la combinación de aromas de las flores que iba a elegir para ponerse en el pelo, y así sucesivamente. Pero, de repente, las chicas se dieron cuenta de que sus ropas habían desaparecido y ya no las esperaban en la orilla.
“Es extraño, porque estaban lejos de la corriente, y no hay viento”, se decían entre ellas las campesinas, cuando escucharon juntas la risa de Krishna encima de su cabeza.
El atractivo, deseado y amado compañero, de quien estaban hablando juntas, y a quien cada una anhelaba para sí en secreto, se había llevado sus ropas a escondidas, y ahora las provocaba desde una rama diciéndoles que nos se las devolvería. La única manera de recuperar sus ropas, les decía Krishna, era salir del agua desnudas y postrarse ante él con las manos en el corazón.
Namasté: te reconozco y te saludo, alma suprema. Mi alma se refleja en la tuya, sin florituras innecesarias, desde el fondo del corazón hasta el fondo del universo. Mi alma se entrega desnuda: Esta historia tiene una lectura mística y transgresora, como la enseñanza de Krishna a su compañero Arjuna en medio de la batalla: una hoja, o un poco de agua, ofrecidos con sinceridad, me agradan más que los rituales más complejos.
Como almas místicas, las campesinas desean llegar a Krishna, encarnación de la divinidad, mediante la belleza de sus ritos, preparaciones y ceremonias, pero lo que él les pide es sinceridad, o “desnudez”. Pero, aparte de esta lectura mística, lo que me he encontrado más de una vez es que esta historia despierta polémica cuando la cuento en público. Porque antes que un acto de sinceridad interna, o de entrega a la fe, por parte de las campesinas, lo que se ve es un acto abusivo por parte de Krishna. Porque, como me dijo una persona muy cercana en una conversación sobre el tema:
–Si no hemos sido nosotras mismas, todas conocemos a alguna mujer que, en algún momento, ha tenido que quedarse expuesta, e incluso desnuda y no por propia voluntad, ante un hombre. Entiendo que la asociación que despierta esta historia pueda ser negativa.
“Son leyendas que representan un momento de la historia”, oigo a menudo; porque “expresan una visión patriarcal del mundo”. Y a mí, como decía al inicio de este escrito, me parece importante escuchar las necesidades del otro. En este séptimo año de respirar el Mahābhārata me he planteado romper el voto de 12 años, y dejar de narrar estas historias, pensando en la posibilidad de estar difundiendo ideas chovinistas y enfoques jerárquicos, impositivos, y abusivos de la espiritualidad. Porque no creo en el orgullo, ni en la sensación de superioridad de nadie sobre nadie. Ni creo que el abuso se puede justificar de ninguna manera. Pero no he roto el voto, porque sigo teniendo fe en estas historias.
Así que, volviendo al tema de la fe, y la redención a la que llegó la terrible historia del rey Harischandra, que terminé de contar en la entrada anterior, siento que si Krishna nos recuerda la liberación, esta se puede encontrar en cualquier lugar, también en el mayor de los sufrimientos.
Una historia oral no dicta una manera de pensar, sino que abre un ágora atemporal, en la que varias generaciones pueden encontrarse para debatir y reconsiderar su lugar en el mundo. No creo que la historia de la guerra del Mahābhārata, o de los juegos abusivos de Krishna, prediquen copiar sus formas externas. Lo que proponen es mucho más abierto.
La pregunta que estos debates me llevan a hacerme es ¿Por qué me parecen tan significativas estas historias, sabiendo que no comulgo con un aparente mensaje abusivo? Y no creo que pueda responder todo esto en este escrito, pero como un primer acercamiento se me ocurre empezar escuchándome a mí mismo, y preguntarme sinceramente cómo me enamoré tan profundamente de ellas. Y yo diría que una de las razones fue sentir que no estaban cerradas a ningún aspecto de la realidad. Que como historias de fe, y de redención, hablan sin tapujos de la guerra, de la crueldad, y de la sexualidad en todas sus facetas. Y en todos estos matices está Krishna; no porque promulgue lo orgiástico, la crueldad o la violencia, sino porque la puerta de la redención nunca se cierra. En el cementerio, como Harischandra y su esposa Shaivya llorando su hijo muerto, en la guerra, y en el abuso, hay una salida. Parece incluso irreverente decirlo, o insensible, pero es necesario. También para quienes queremos vivir para que el mundo sea más justo, es importante recordar que el cambio no depende solo de nosotros, y que la salida siempre es posible, tanto si pensamos que sabemos cómo alcanzarla como si no, no depende solamente de nosotros. Es importante, porque si pensamos que la solución a los problemas de la humanidad, como la guerra y el machismo, depende solo de nosotros, caemos en el fanatismo o en la depresión. Y hay algo más, que nos excede, que es lo único que nos salvará. Lo que nos pide, probablemente, es que seamos sinceros y sepamos escucharnos de verdad, a nosotros y a los demás.
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No te pierdas la próxima entrada, donde continuaremos este tema con la pregunta de ¿Cómo se escucha al planeta?, partiendo de un ejemplo del Mahabharata
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Y recuerdo que se está acercando el 12 de Diciembre, la fecha en la que se estrena el próximo capítulo de la narración de 12 años del Mahabharata. Este año el 12 de Diciembre cae en la lunes, así que haré el estreno el domingo 11 de Diciembre por la tarde, con una narración meditativa nueva, que tendrá un carácter ritual y culminará con un acto ritual que realizaré el 12 de Diciembre solo.
Si quieres asistir al estreno de la próxima narración, que es el resultado de todo este séptimo año de crisis y vuelta a las raíces de la motivación original de este voto, puedes guardarte la tarde del domingo 11 de Diciembre. Iré compartiendo más información a medida que se acerque la fecha.
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