Nuestra relación con las serpientes

Ancestralmente, la serpiente es la dueña del submundo: del vientre de la tierra sobre la que caminamos. Las serpientes son dueñas de los cimientos de la casa universo que habitamos.

Aby Warburg, en El ritual de la serpiente

¿Fueron nuestras muñecas algún tiempo espíritus encarnados? ¿Cuánta distancia hay entre el tótem y el juguete? Una parte de nosotros sigue viendo vida en cada muñeca. Su mirada interpela nuestro inconsciente. Porque nuestra mirada es múltiple, no ve una sola cosa: vemos esquema, recuerdos, asociaciones y explicaciones. Veo en el sol recuerdos de un niño que fui yo, y en los recuerdos veo sabores y conversaciones que guiaron mi manera de ver el mundo. Y no es necesario que nuestra fantasía descienda ante la imagen de la serpiente, y que nos remita solamente a los seres primitivos del mundo subterráneo. Subamos al techo de la casa-universo, miremos hacia arriba y recordemos las palabras de Goethe: Si el ojo no fuese solar, jamás podríamos ver la luz.

La humanidad entera coincide en la adoración al sol. En el templo o en la playa, es indistinto. Asumirlo como símbolo de aquello que nos lleva desde las cavidades nocturnas hacia la superficie es un derecho innato y universal. Mi relación con la serpiente parece oscilar entre la devoción cultural, la apreciación cultural y la sublimación. La serpiente parece una figura clave en el proceso de transición entre la apropiación mágica e instintiva y el distanciamiento espiritual que ve en el reptil venenoso un símbolo de las potencias ctónicas de la naturaleza, con las que el humano tiene que aprender a dialogar. Por esto el Mahābhārata es en una primera lectura la historia de una guerra de sucesión, humana, pero en una segunda lectura se puede descubrir en él la historia velada de la humanidad contra las serpientes [te lo narro en audio aquí].

La serpiente de cascabel ya no causa el mismo terror. La persona contemporánea: lejos de adorarla, trata de ignorarla, y en esta indiferencia se esconde un lento exterminio. El rayo apresado dentro del cable, la electricidad prisionera, ha creado una cultura que destruye la magia telúrica. Pero ¿qué es lo que se ofrece a cambio? Las potencias naturales ya no son vistas como elementos antropomorfos ni biomorfos, sino como una red de ondas infinitas que obedecen dócilmente a los mandatos del hombre. De esta manera, la cultura de la máquina destruye aquello que el conocimiento de la naturaleza, derivado del mito, había conquistado con grandes esfuerzos: El espacio de contemplación, que desciende ahora en espacio de pensamiento.

El telégrafo y el teléfono (y internet no deja de ser un tipo de telégrafo) distorsionan al cosmos. El pensamiento mítico y simbólico, en su esfuerzo por espiritualizar la conexión del ser humano y el mundo circundante, hace del espacio una zona de contemplación o de pensamiento que la electricidad hace desaparecer mediante una conexión fugaz. Así escribía Aby Warburg a principios del siglo XX, pero lo que él achacaba a los últimos cambios de la modernidad es mucho más antiguo. Milenios atrás, el Mahābhārata ya narraba la separación entre el humano y la serpiente. Se trata de una actitud, que cristaliza en el teléfono y la computadora, pero viene de mucho más atrás. En todos los continentes de esta tierra viven serpientes. La vida humana, desde sus primeros tiempos, ha estado relacionada con las serpientes y con el sol. En un vaivén de olvido y recuerdo ignoramos la naturaleza que somos, pero la recordamos esporádicamente, a destellos. La serpiente nos llama de noche y de día el sol. Nuestro destino es volver a hablar con la tierra y con la luz. El lenguaje no está reservado solamente a otros humanos, también las raíces y los hongos nos llaman, las flores, los insectos, el viento, el calor y el aroma del agua. Recordarlo es volver a casa, y nuestro verdadero hogar es la empatía y la paciencia. Si no lo crees pregúntaselo a tu corazón.

2 thoughts on “Nuestra relación con las serpientes

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  1. Gracias por tu tapacia de 12 años, por medio de la cual voy acercándome a ese gran texto.
    A decir verdad me ha encantado mucho más el pod cast, porque a esta mente le atrae la serpiente, y siempre las veo en símbolos, en arqueología, en textos sagrados y mucho más. Debemos recuperar esa gran manera de relacionarnos con todo lo demás, no hay nada lejano a nuestra esencia.

    Gracias una vez más

    1. Gracias por tu mensaje Fernando.
      Este voto tiene para mí sentido si al final sirve para recordarnos que lo único que importa es el amor, también cuando toma forma de serpientes. ¡Un abrazo!

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