Les amantes de Krishna

La percepción humana tiene un movimiento que es centrífugo y centrípeto a la vez. La descripción empírica, el detalle (ej. Estoy mirando una hoja en blanco, escribiendo con un bolígrafo, respirando, etc.) corresponde a un movimiento de dispersión, a un alejamiento del centro. A una descripción objetiva se le pueden sumar detalles constantemente, pero el despliegue de este tipo de mirada exterior tiene integrado un movimiento contrario, hacia un centro interno, que es igual de inalcanzable: ej. Escribo porque quiero compartir mi pasión por el lenguaje iniciático del Mahābhārata, el contenido del Mahābhārata inspira al oyente la maravilla y la curiosidad por el sentido de la vida, la vida humana es el regalo más grande y una responsabilidad con el universo, etc.

La percepción y la conceptualización van unidos. La interpretación que hacemos de lo que vemos afecta la manera como vamos a percibir el entorno, y viceversa. Ambas acciones son parecidas a un movimiento: la percepción externa disgrega en detalles todo lo que toca, y la conceptualización construye mundos, dentro de más mundos, en nuestro interior. Sin embargo, hay algo que no se mueve cuando percibimos y conceptualizamos; porque siempre seguimos “aquí”.

En el lenguaje mítico del Mahābhārata, y sus suplementos, se diría que hay un círculo de chispas luminosas que viran a una velocidad inconcebible alrededor de un centro oscuro. La luz tiene un movimiento centrífugo, y se expande hacia todas las direcciones, pero nunca puede desprenderse del centro oscuro, porque es absorbida por su negrura sin fondo.

En un plano más mundano, el centro oscuro fue Krishna. Dios. Todo lo conocido, y a la vez el océano en el que se disuelven todas las formas, pero nacido en el cuerpo de un adolescente atractivo. Un cuidador de vacas, que tiene a todo su poblado embelesado.

Las chispas que bailan a su alrededor fueron las campesinas (gopi) que tuvieron la bendición de conocer a Krishna en vida. Las que bailaban en coro a su alrededor cada noche, extasiadas por los sonidos de la flauta que tocaba, por el brillo de su mirada, por la fortaleza de sus hombros, el vigor de su cintura y el misterio de su sonrisa.

De día, las campesinas recuerdan los encuentros nocturnos con Krishna mientras trabajan, y cuando llega la tarde se bañan juntas en el río. Hablan de Krishna; de su belleza, de lo seductores que son sus movimientos; de sus juegos. Ellas también son adolescentes, y están descubriendo el mundo, alrededor de Krishna. Se están descubriendo a sí mismas, a su belleza y su atractivo también, con Krishna: Una piensa en las flores que se pondrá en el pelo esta noche, y el contraste que hace su color con el de su piel, otra piensa en el aroma que más le favorece y otra en cómo atarse el vestido sobre la cintura.

Comparten juntas su entusiasmo.

Pero, cuando las gopi deciden volver a la orilla descubren que sus vestidos han desaparecido. No tienen con qué taparse para salir del río.

Sorprendidas, y algo alarmadas, buscan con la mirada a su alrededor. Entran en las aguas del río para ver si la corriente se ha llevado las telas a otras orillas, pero no encuentran nada. En cambio, lo que oyen, sorprendentemente, es la risa de Krishna, que se ha subido a la rama de un árbol con todas sus ropas.

-Si queréis recuperar vuestras ropas- les dice -tendréis que salir, una a una, y pedirme vuestro vestido saludándome con las manos juntas ante el corazón.

Cuando uno anhela encontrarse con el misterio, y comprender algo de la vida, del mundo, tiene que atreverse a quedar desnudo ante uno mismo, como las gopi ante Krishna. La mezcla de miedo, vergüenza, rabia, excitación y felicidad que sintió cada gopi al postrarse desnuda ante su amado es equivalente al tránsito por el que tiene que pasar quien busque reconocer a Krishna en el mundo moderno.

Mi propósito para este sexto año de Respirar el Mahābhārata fue buscar la manera de reconocer a Krishna en el mundo, y ahora que se acerca el fin del año pienso que hay un punto en el que uno ya no puede cuestionar más la realidad. La parte de Krishna que transciende la realidad es imperceptible e inconcebible, el resto -la parte perceptible de Krishna-, es la realidad misma. Y para abrirse a la realidad, a lo que hay, tengo que desnudarme, como las gopi. Desnudarme de mis prejuicios, y de mis preferencias, para quedarme a solas con Krishna.

Como dijo Rumi: “¿Por qué digo él, si él soy yo y yo soy él? Si, todo es él, yo estoy contenido en él…

Aún si estamos lejos de él, corporalmente, cuando nos desnudamos del cuerpo y del alma los dos somos una sola luz. Si ya soy él, ¿qué es lo que me queda buscar? Yo soy él, así que es de mí mismo de quien hablo. Ciertamente, aquello que buscaba era yo mismo”.

Pero, ¿qué queda cuando me desnudo de mí mismo? Seguirá en la próxima entrada.

Este sexto año de Respirar el Mahābhārata es significativo, porque a partir del próximo 12 de diciembre vamos a pasar a la segunda mitad de este voto, y porque está empezando el cambio que venía esperando. Cuando en 2015 presenté el espectáculo de narración del Ramayana en 8 horas sentí que para seguir narrando el Ramayana tenía que acercarme también al Mahābhārata, pero no quería repetir la formula que habíamos encontrado con el Ramayana. Sentí que el Mahābhārata tenía un sabor (rasa) distinto al Ramayana, y pedía otro tipo de acercamiento. Ahí apareció la idea de este voto de 12 años de Respirar el Mahābhārata. Uno de los propósitos iniciales fue el de dejarse transformar por el Mahābhārata, y después de seis años siento que empieza a pasar.

El próximo 12 de diciembre presentaremos el evento de Respirar el Mahābhārata 6, llamado “El amor en la guerra”, por razones que explicaré en las próximas entradas. El evento consiste en la entrada a una instalación poética, en el que los visitantes podrán pasear, ver un video, escuchar unos audios, relajarse en una zona para jugar y leer, mientras son llamados para una lectura personalizada del tarot del Mahābhārata.

La idea de hacer un tarot del Mahābhārata está presente desde el primer año de Respirar el Mahābhārata, pero recién en este año ha salido el primer esbozo, que hemos desarrollado con la taróloga Gisele Cornejo. Se trata de 78 cartas que corresponden a las 78 del tarot, tanto a los arcanos mayores como los menores, que sirven de puente entre la simbología del Mahābhārata y la del Tarot. La motivación tras esta idea es la de expresar el Mahābhārata con un lenguaje sincero y cercano, sin faltar el respeto a la tradición que nos lo ha legado. Desarrollaré más este tema en las próximas entradas, pero si quieres venir al encuentro del 12 de diciembre ya puedes reservar tu lugar en el enlace que se ofrece la página principal. La entrada estará limitada a 3 grupos de 12 personas. Ya puedes escoger tu horario.

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