Sin misterio, sin curiosidad y sin el marco impuesto por una respuesta parcial, no pueden haber historias – solo confesiones, comunicados, memorias y fragmentos de autobiografías fantasiosas que, por el momento, pasan como novelas.
John Berger citado en The Dark Mountain Manifesto.
En la encrucijada temporal – entre una era que termina y otra que comienza – un rey, quien lo ha ganado todo (perdiéndolo todo), pregunta:
-¿Qué he de hacer para ser un buen rey?
Y la respuesta, parcial, que recibe es “ser Indra en la tierra”.
¿Pero quién es Indra? O cómo entender esta palabra enigmática, que abre la inspiración hacia la lluvia, y el océano de impresiones que llamamos realidad.
Porque Indra es el rey de los dioses, y en una ocasión, en forma de zorro, le decía a un sabio:
-Yo deseo tener manos tanto como tú riquezas. No hay riqueza mayor que tener manos. Sin manos no puedo sacar la espina que daña mi cuerpo.
A quienes poseen manos los dioses les han dado diez dedos. Los pueden usar para sacarse los insectos que muerden sus extremidades. Pueden protegerse del frío, las lluvias y el calor. Pueden obtener fácilmente alimento y disfrutarlo en camas protegidas del viento. En este mundo pueden tener ganado y usarlo para transportar pesos. Tienes suerte de tener manos y no ser un zorro, un gusano, una serpiente o una rana.
Cuando consiguen riqueza los humanos quieren a continuación un reino. Habiendo conseguido un reino quieren ser dioses. Habiéndose convertido en dioses, quieren ser Indra. Aún si te vuelves rico nunca te convertirás en un rey o un dios. Aún si te conviertes en un dios, no estarás satisfecho porque querrás ser Indra. No estarás contento después de conseguir lo que deseas. Tu sed no será saciada. Más bien crecerá, como un fuego alimentado por combustible. Hay tristeza en ti, pero también felicidad. Así que si tienes tanto tristeza como felicidad ¿por qué sufrir?
Quienes poseen manos obtienen riquezas y poder. La gente usa estos dos para reducir a otras personas a la servitud. Golpean, atan y se regocijan en el engaño. Intentan influenciar la manera de hacer de los demás. Ellos son quienes se atan, así, al destino.
Yo era aficionado a las discusiones. Era adicto a debatir por debatir, observaba todas las sutiles diferencias y lo cuestionaba todo con insolencia. Por esto he renacido como zorro por un largo tiempo-
Este es Indra .
¿Y la tierra?¿Es el puñado de tierra que podemos sostener en la palma de una mano?¿Son los ciclos regulares de transformación vegetal y animal que nos dan la idea de una continuidad material que nos sostiene?
Con cada respiración hablamos con los dioses: La vista comunica con el habla y el habla con la escucha; la escucha comunica con la mente y la mente con el olfato. Así viaja el aliento de un cuerpo a otro, y aunque no la veamos, ni comprendamos, la respiración sigue atravesando nuestros esqueletos, haciendo fluir la vida de vena en vena. Esta es la puerta que toman los dioses, para viajar sobre la faz de la tierra transportando su eternidad. De especie en especie. Viajando entre el reino vegetal y el reino animal.
(Imagen: Wikimediacommons)

Gracias Michael por este texto tan hermoso. Me encanta esta conversación de Indra en forma de zorro con el sabio.
Los humanos tenemos manos, y no solemos agradecer este regalo. «No hay mayor riqueza que tener manos,» dice el zorro, y a continuación le enumera todo lo que hacemos con las manos desde quitarnos una espina clavada, hasta construir refugios que nos protegen de la intemperie. Cultivamos y procesamos nuestro alimento, cocinando, transformamos la materia construyendo herramientas, las usamos para crear arte, escribir, pintar tallar,… Nos relacionamos con el otro: acariciar, dar apoyo… Una lista infinita que damos por sentado que tenemos derecho . También le enumera otros usos de las manos a veces para defenderse, pero también para someter, golpear y dañar.
Desde su condición de zorro:» yo desearía tener manos tanto como tú riquezas» » Agradece tener manos, y no ser zorro, rana o gusano»
El humano no solo no agradece tener manos, sino que su ambición es imparable, quere un reino, cuando lo tiene, quere ser dios y luego Indra, y no se sacia nunca, cada ambición conseguida aumenta el fuego del deso como combustible.
Ni los dioses tienen manos, es a través de nosotros que tocan y construyen el mundo. Me resuena tan hermoso cuando dices que Indra es el oceano de impresiones que llamamos realidad, me siento su instrumento. Cada vez que saboreo, veo, oigo todo, ahora mismo que estoy interaccionando con ese mensaje, movida por el agradeciendo que me trae tu texto, es Indra, quien está expirementando el mundo a través de mi cuerpo. Gracias infinitas.
Gracias. Me parece muy inspirador tu escrito. No tengo nada que añadir. Espero que nos podamos ver en una próxima narración oral y presencial del Mahabharata.