Lo que quiero decir en esta entrada es simple:

El rol de los guerreros de antaño, de los kṣatriya de quienes tanto se habla en el Mahābhārata, fue el de proteger el mundo interior.

No tengo una cita concreta para demostrar esta afirmación, sino que me baso en una interpretación de todo el contenido del Mahābhārata en conjunto.

El Mahābhārata habla de una casta -un grupo social- de guerreros que está en decadencia. Lo dice desde el principio: La tierra ha pedido ayuda a los dioses para que la alivien del peso de los guerreros, quienes se han vuelto demasiado rígidos y arrogantes.

El Mahābhārata nos muestra un grupo social en crisis: guerreros que discuten entre sí continuamente sobre lo que significa ser un kṣatriya. Guerreros que se acusan mutuamente de no actuar como tal, de no conocer bien su dharma, o su “manera de hacer”.

El rol de aquel grupo social fue proteger la sociedad. Proteger la gente. ¿Pero qué signifca esto?

«Garantizar el acceso a sostén y comida. Garantizar la protección de la propiedad privada, de la seguridad de las cosechas, casas y trabajadores ante los bandidos. Su seguridad física, se entiende». Esto es lo primero que mi mente materialista pensó, hace diez años. Pero ahora defiendo que el mundo que debían proteger aquellos kṣatriya es el interior. Mucho más sutil y difícil de cuidar.

El acceso al mundo interno se abre en condiciones idóneas de tranquilidad y armonía, de comprensión y tolerancia, cuando la escucha es posible. No basta comida y techo. No basta tener trabajo, si las condiciones no son armónicas con los ritmos humanos, orgánicos, cíclicos. El acceso al mundo interno es lento y se cierra con un solo grito, o con un solo gesto de sorna o impaciencia.

El acceso al mundo interno se abre con el libre albedrío. Es íntimo y personal. No se abre en el dictado. Nadie lo puede ordenar ni forzar.

El Mahābhārata nos muestra guerreros que han olvidado qué tienen que defender. Que discuten de normas, deberes y sacrificio. Pero están angustiados.

¿Existieron alguna vez esos guerreros? No lo sé, pero sí sé que seguimos buscando el camino de vuelta al mundo interior.

¿Habla realmente de esto el Mahābhārata? Si lo afirmara en un sentido categórico estaría cerrando la puerta al mundo interior. Mi objetivo no es especificar de qué habla el Mahābhārata. Mi anhelo es retomar el sendero al espacio interno que compartimos con el planeta y las estrellas; con el viento y con cada ser vivo. No sé si el Mahābhārata habla de esto, pero sí que esta intuición se me ha despertado tras ocho años y medio de relación íntima con él. No busco demostrar nada. No me interesa hacerlo. Pero sí que nos sentemos y tracemos juntos este mapa común.

No es un camino fácil, hay dolor, miedo, desconfianza, confusión, desviaciones sexuales, ausencia, carencia y muchos más escollos en el terreno. Pero es posible.

Imagen: Edie Morton