Los palacios del tiempo

El color rojo, amarillo o blanco, incluso lo transparente, de los fluidos naturales, alberga en su interior el trajín vertiginoso de organismos y partículas que cristalizan y se enfrentan; que nacen y mueren, dentro de ese color uniforme que componen.

El bebé nace y crece, aprende a caminar, envejece y se disuelve – vuelve a la tierra, la misma tierra que arrastran y moldean las aguas de un planeta que desde Jupiter (brihaspati) se vería como un punto azul y puro como el cielo despejado.

Los seres nacen y mueren pero la vida siempre es la misma. Todo cambia, y por esto sigue igual. El pasado y el futuro existen a partir de un punto referencial, a partir de la constelación de referencias que considero mi yo: las cualidades que atribuyo a mi carácter, las banderas que simpatizo y los adjetivos que detesto. Pero esta constelación flota en la misma oscuridad de lo desconocido, de todo lo que desconozco del pasado y lo que me oculta el futuro. Intentar comprender los rincones del pasado o intuir el futuro es un mismo ejercicio: forzar la vista hacia las profundidades del infinito y buscar algún objeto que refleje la luz de algún sol.

Estos pensamientos parpadeaban en la mente de Brihaspati, el gurú de los dioses, cuando su esposa Tara descubre, una a una, las 28 cámaras del palacio de Candra, el dios que vive en la luz inmaculada de la luna.

Tara ve piscinas cuyas aguas reflejan el centro de la galaxia, cortinas de cristal, sombras que voletean, saltan y desaparecen; escucha algo que tintinea, algo que pía y algo que frisa. Se pierde en engarces blancos, complejos, que se multiplican y entrecruzan sobre puertas y ventanas que se abren a las estrellas. Y se vuelve a encontrar. Junto a Candra, sobre sábanas blancas, a la luz pálida del amanecer. A la luz cobriza del atardecer. Bajo las estrellas. En la más profunda oscuridad, ella se vuelve blanca y él se vuelve sabiduría. Son juego. Son encuentro. Y separación. Lejanía en la unión, intimidad en la mirada.

Se arropan, son un ovillo y expanden las alas, planean uno en el otro y materializan juntos un hijo: el regente del planeta mercurio (budha), hijo de la soledad punzante que acarrea el secreto de su nacimiento, en las salas del palacio que une el tiempo con la inmortalidad.

Un secreto a la vista del universo, ¿porque acaso se puede esconder al sol un planeta? El hijo del amor, resplandece como el oro cuando lo baña la luz solar, ante la lejana pero viva mirada de Brihaspati.

En otro lugar el hijo del sol, Manu, el rey de la luz, tiene una hija que se llama Ila.

Ila es la nieta del sol.

Ila es hija de la luz.

Ila entra en una cueva y se sumerge en un lago.

Cuando sale es un hombre.

Y Brihaspati, que está viendo todos estos movimientos entre las estrellas, castiga a Candra causándole la lepra con una maldición. Candra se consume y pierde una capa en cada una de las habitaciones de su palacio. Pero cuando desaparece Candra del todo, el sol no tiene dónde reflejarse y las estrellas no tienen rey, y el sol es el ojo de Shiva. Así que Shiva revive a la luna. Pero Shiva respeta a Birhaspati y su furia, no anula su palabra. La luna desaparece, y renace. En el cambio, todo sigue igual.

Bajo la luna está el tiempo. Ila, la nieta del sol, hija de Manu, es hombre y mujer fuera del tiempo. En el tiempo, en cambio, un mes es hombre y otro mujer.

Ila se casa con el hijo de la luna, con mercurio, el hijo de Tara, la compañera de Jupiter. Y los descendientes de Ila y Budha (mercurio) son el linaje real en el que nacerán los protagonistas del Mahabharata. Ellos pisaron la tierra con las plantas de sus pies y encarnaron las relaciones del cielo y el tiempo en su corazón.

 

Influencias: Cosmogonía tradicional de la India y la lectura de Simbolismo Del Templo, Una alegoría de la creación, de Raimon Arola, Obelisco, 2011. 

Agradecimientos a Jorge Ariza

 

Este texto forma parte de una performance de 12 años que se llama Respirar el Mahabharata. Puedes ver en qué consiste esta propuesta en la parte superior de la pantalla, en el apartado Una performance de 12 años, o el significado de este blog.

La parte más importante de esta performace de 12 años son los encuentros orales. Puedes ver una lista de todas las propuestas en las que puedes participar en el apartado Próximas fechas, en la parte superior de la pantalla.

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