La entrada de esta quincena es la imagen que ves aquí arriba. La dejo disponible para descargar en PDF, imprimir a doble cara y recortar. Es una entrada que se lee de verdad cuando se recortan las tarjetas, se barajan, se combinan y se intenta responder a las preguntas, aunque solo sea en imágenes o a través de una intuición que uno no llega a expresar en palabras.
Esta entrada está basada en el Mahabharata: en los consejos espirituales del libro llamado Moksha Parva y en la historia de Draupadi siendo apostada por su marido, junto con la pregunta que ella formula: si su marido se perdió antes a sí mismo en una apuesta, ¿tiene todavía derecho a apostarla a ella? Es una pregunta que no recibe respuesta y uno de los episodios más importantes de la historia.
Alrededor de la pregunta de Draupadi gira la cuestión de la presencia de la guerra en el mundo, en la que bucea el Mahabharata, y uno de los misterios más difíciles de comprender con la razón que presenta su cosmogonía. Este es el misterio del avatar, que es el nacimiento de la divinidad en la tierra. Porque Draupadi es un avatar de la diosa. ¿Por qué Krishna y Vyasa (ambos también avatares de Dios, quienes cambian y desenredan tramas a voluntad) dejan sola a Draupadi en este episodio? ¿Por qué Draupadi (diosa nacida en la tierra) asume este lugar en la trama? ¿Y qué significa que Dios nazca en la tierra en un cuerpo humano, si todos somos parte de la divinidad en nuestro interior? ¿Cuál es la diferencia entre un avatar y el alma?
Precisamente el fragmento Moksha Dharma Parva del Mahabharata da pistas sobre este enigma, pero no respuestas directas. Hay algo que me parece muy importante en cuanto al efecto narrativo del Mahabharata, y es el rol del contexto. Siento que, si citara los fragmentos metafísicos del Mahabharata, estaría confundiendo al lector, presentando como instrucciones de carácter objetivo narraciones que están pensadas de una manera algo más sutil. Porque en cada exposición sobre el alma, sobre el rol de las palabras asociadas a lo invisible o imperceptible en la narrativa humana que presenta el Mahabharata, es importante tener en cuenta quién se lo está contando a quién, cuándo, y quién lo está citando, cuándo y dónde.
Escribir un texto sobre estas relaciones contextuales me parece largo y aburrido, y tiene otra trampa importante: la de olvidar nuestro propio contexto como lectores. ¿Qué prejuicios inconscientes traemos a la hora de leer el Mahabharata?
Tengo la sensación de que esta manera de escribir va a marcar la línea de este penúltimo año del proceso. Espero que imprimas la entrada, la leas escuchando tu narrativa interior, que lo disfrutes, que tengas un muy buen año nuevo y, si puede ser, me comentes cómo ha sido la experiencia.
Imágen de la portada: detalle de fotografía hecha con mi móvil en el monasterio de Montserrat.

Gracias por tu propuesta de trabajo-juego y para el nuevo año.
Me gusta que abres o planteas preguntas, preguntas para las que no puedo encontrar una respuesta definitiva, cada momento o cada situación o estado de conciencia contestaría de forma diferente. Ninguna sería completa pero todas tendrían su parte de verdad. El no tener respuestas quizás me hace más atenta a la escucha, aprender a soltar la necesidad de tener certidumbres.
Me siento confortada con esta respuesta, «el mismo viento que mueve los pinos, toca mi piel» me siento vibrar y pertenecer a algo que ordena de lo que formo parte.
Agradezco lo que traes a nuestra atención.